#cuentoBD  Le gustaba jugar al ajedrez al aire libre con jóvenes a los que les podía contar sus batallitas del jugador de primer nivel que fue. Al morir le hicieron el homenaje

#cuentoBD  Si ves un pez volando por la ciudad, es que ha llegado el futuro, le dijeron. El día que lo vio fue corriendo a casa y puso las noticias, no escuchó nada diferente,

#cuentoBD  Manolita entraba volando a la panadería cada vez que veía el suelo lleno de migas y no dejaba ni una, eso sí, nunca se cagaba en el hogar que le daba de comer. Amo a

#cuentoBD    Era tan nacionalista y taurino que no se enfadó cuando un astado le dio un golpe en el automóvil. Para simbolizar el momento, «disimuló» con cinta americana el golpe

#cuentoBD  Nadie sabía como llamarle porque calle, calle, no era. Para callejón le faltaban metros y como pasaje dejaba que desear. Los que allí vivían tampoco se tenía muy claro

#cuentoBD    Violento Pérez se llamaba y no por gusto. Cuando bebía, algo habitual en él, disparaba balas agresivas por todos los poros de su cuerpo y sellaba cualquier conflicto

#cuentoBD      El Ojeador puso la vista en la cima de la montaña, al llegar a ella oteó el horizonte y le gustó lo que vio. Al bajar no era el mismo, su horizonte tampoco.

#cuentoBD      Mandó una cuadrilla armada para matarlo. Ordenó que le disecaran la cabeza, la colgó donde se viera bien y se puso la medalla de valeroso matador. Murió de una

#cuentoBD      Contrató un hotel rural cinco estrellas, como regalo sorpresa a su pareja. El hotelico era ideal pero no pudieron disfrutarlo por las barreras arquitectónicas.