#cuentoBD        «Gamba que no has de pelar, déjala nadar», se acordó del dicho que le decía su padre al mirar la gamba de la vergüenza que nadie se atrevía a comer. La lió en un

#cuentoBD           Cuando salió de su consulta, el médico encontró el edificio vacío y le extrañó. Había liquidado, en sentido figurado, o no, a 60 personas en tres horas. La

#cuentoBD      Las cenizas de su padre sirvieron para abonar el álamo blanco bajo el que se sentaba todas las tardes y que tuvieron que talar por una enfermedad. Con lágrimas en

#cuentoBD             Las vacaciones de primavera las perdió cultivando, pensando en recogerla en las de verano. Lo que no había previsto es que todo maduraría a la vez. Comieron

#cuentoBD                   No entendían por qué se quejaba tanto el pastor del calor si ellas echaban de menos su abrigo de lana, tampoco era para tanto y ellas habían leído,

#cuentoBD       Se levantó al amanecer, hizo sus ejercicios, solventó los asuntillos más urgentes y se volvió a tender. En agosto, el descanso de los dioses siempre ha sido así y

#cuentoBD             Llegó a la orilla y lo vio dormido. Le habló suavemente pero no reaccionaba. Nadó hasta la boya y seguía calmo. Se sumergió y le hizo cosquillas en el

#cuentoBD                        Le cambió el tapiz a la mesa de billar y ya no fue lo mismo, las bolas no entrechocaban de la misma manera, el olor había cambiado y, lo peor de

#cuentoBD                ¡Cuéntame un cuento!, le pidió a su madre.

¡Ya eres mayor, léelo tú!, le contestó.

Al llegar a la cama le susurró a su marido:«¡Cuéntame un cuento!» y él

#cuentoBD          Su abuelo había sido barbero, que pelaba y sacaba muelas por un módico precio, él había seguido sus pasos y se había graduado en peluquería y estética capilar