EL RINCÓN DEL PEINADO
#cuentoBD Cada mañana, se ponía en la puerta a peinarse y hacerse un roete tan perfecto que toda la que pasaba le preguntaba cómo se hacía. Cuando faltó pusieron su espejo en la puerta y no había día que no se parara alguien a arreglarse el pelo y a saludarla, allá donde estuviera.
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