LO QUE TÚ DIGAS
#cuentoBD Se intentaba excusar por la injusta reprimenda, porque él no había sido. Después de escucharla, le soltó, con la mirada, porque los perros no hablan, «vale lo que tú digas, pero a mi no me acaricias». Esto duró poco, porque no pueden vivir el uno sin la otra y viceversa. Abrazados durmieron.
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