Para motivar a leer, ¿hay que ser lector?
Para motivar a leer, ¿hay que ser lector?
Esta sería la primera de las reflexiones que se tendría que hacer toda persona que quiera motivar a la lectura a otra, ya seas padre, madre, tutor-tutora, maestro-maestra, profesora-profesor… o paseante por la vida de alguien, ¿Soy tan buen lector como para motivar a alguien a serlo?
Dudas, dudas y más dudas.
A veces realizamos proyectos al que le ponemos metas sin siquiera saber cuáles son los intereses particulares de los posibles interesados en él.
¿Qué leer? ¿Tenemos los mismos gustos a la hora de elegir un libro? ¿El proceso lector es el mismo en todos los seres humanos? ¿He leído todo lo que tengo en mi biblioteca personal? ¿Y los de la biblioteca escolar y de aula?¿Estoy al tanto de las novedades literarias? ¿Leo literatura infantil y juvenil? ¿Qué leen mis hijos? ¿Qué leen mis alumnos? ¿Qué lee la gente que me rodea?…
Leer es un proceso individual que cada cual adecua a su propia persona, se podría hacer un estudio pormenorizado de los lugares, el momento, la posición, las manías… que cada uno tiene a la hora de ponerse a leer.
Ahora no se lee menos, se lee diferente, y eso sí nos desmotivamos antes a leer literatura escrita, ya sea por la influencia de los medios visuales de comunicación, por el proceso vertiginoso de las tecnologías o por la apatía de motivación de los que nos rodean que se acomodan dejando la responsabilidad de nuestra educación a otros, como dice Teresa Colomer “Creo que conviene un esfuerzo de clarificación en la prioridad de las funciones. La escuela ejerce un papel de “enseñanza” que debe asumir porque no hay nadie más encargado de eso. En cambio, el papel de promoción atañe a toda la sociedad en general (familias, bibliotecas, programas sociales, etc.) y la escuela no es responsable exclusiva (por lo que sabemos, tal vez ni siquiera principal) en el éxito en la creación permanente de hábitos de lectura.” Con esto lo que queremos decir es que todos y todas, de alguna manera, estamos implicados en el fomento de la lectura y el proceso debe comenzar por uno mismo.
Pepepérez lleva investigando sobre este tema durante casi 30 años. Buscando métodos, estrategias, actividades lúdicas, participativas y motivadoras tanto para motivar a la lectura a público infantil, juvenil o adulto y da charlas, hace actividades y da cursos con Centros de profesores, Festivales, Jornadas, Encuentros, Organismos estatales, autónomos o municipales o publicaciones especializadas.
Proyectos de animación a las lecturas Pepepérez
Lo más importante para alguien que cuenta historias es tener palabras para hacerlo, para conseguirlas hay que tener una buena escucha y leer mucho. Pepepérez además de cuentacuentos es lector y por eso tiene la necesidad de transmitir esa pasión a niños, niñas, adolescentes y adultos, a escolares y a familias, a pequeños de jardín de infancia y a clubes de lectura. También quiere compartir su pasión por la narración y la transmisión oral, por eso realiza talleres o charlas sobre el arte de contar cuentos y la importancia que estos tienen para el desarrollo humano.
“Alrededor del fuego, aprendí raros saberes de labios de mis mayores. Ellos tenían un vasto y viejo repertorio de refranes, canciones, adivinanzas, cuentos, leyendas, versos, fábulas, chistes, anécdotas, decires, habladurías, sucesos famosos y verídicos ocurridos desde antiguo en el pueblo o en sus contornos, y uno no se cansaba nunca de escuchar aquellas historias, porque la repetición les daba una pátina que, como a ciertos objetos, las hacia aún más valiosas. Y mientras se contaba, se estaba libre de miedos y amenazas. Todos sabían contar muy bien, porque todos contaban en el molde en que a ellos les contaron”. “El balcón en invierno”, Luis Landero, Ed. Tusquets
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