ASIENTO ESPIRITUAL


#cuentoBD    No era creyente pero entró en la iglesia a guarecerse del infierno exterior. Se sentó en el poyete de una ventana, sin percatarse de que, precisamente esa, era la entrada de los espíritus santos, la de las palomas era otra. Alguno se apoderó de él, porque al salir se retiró a un convento y allí sigue.

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