AZAHAR y ADOLESCENCIA


#cuentoBD    Cuando el azahar llamaba a su olfato, el cuerpo se le removía, los mocos afloraban, los ojos se enrojecían, el sueño se alteraba y el cansancio se le acrecentaba. No es alergia, decía, es la adolescencia no vivida y, como cada año, la autoexploración florecía.

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